domingo, 11 de diciembre de 2011

ESCAPADA INVERNAL A LOS PIRINEOS

Llega un nuevo invierno, caen las primeras nieves y nos vuelve a entrar el gusanillo de la alta montaña, de la montaña con mayúsculas. Ni cortos ni perezosos, nos planteamos una visita relámpago al pirineo de Huesca y, dicho y hecho, allá que nos vamos Faustino, Adolfo y yo. Mil kilómetros de coche para subir una montaña. Seguro que merece la pena.
El objetivo esta vez es el pico Pavots, también conocido como Tucón Royo, un tres mil situado en el macizo del Posets, cerca de la población de Benasque.
Partimos de Eriste y subimos por pista hasta la cascada de la Espigantosa, desde la cual parte un sendero balizado que asciende hasta el refugio Angel Orús, situado a 2.100 metros de altitud.

El refugio es grande aunque algo destartalado, y sus alrededores deberían estar más cuidados, pero cumple bien su misión y cuenta incluso con depuradora de residuos. Otra cosa es el guarda, un tal Josemaría, que resulta un auténtico impresentable. Un tipo extraño, asocial, maleducado y sin detalle alguno hacia los clientes. Ojalá lo cambien pronto, pues gente como ésta hacen poco bien al deporte del montañismo.

A la mañana siguiente, antes incluso de amanecer, nos preparamos para la ascensión. Un pequeño y absurdo accidente en las escaleras del refugio hace que no pueda partir con mis compañeros. No obstante, dos horas más tarde me siento muy recuperado y decido salir sólo hacia arriba. La nieve pronto abunda y me pongo los crampones y saco mi piolet. Voy siguiendo la huella de mis amigos, por lo que no puedo perderme. Cruzo enormes platós nevados y camino por encima de los lagos, ahora en estado sólido. El día es radiante de sol, totalmente despejado y con poco viento. Aunque hace frío yo no lo noto, pues la subida es constante y me hace mantener el calor. Disfruto de una enorme soledad, hasta que de pronto, distingo a mis compañeros Faustino y Adolfo allá arriba en la lejanía.

Ellos tambien me ven a mi y en un ejemplo de amistad y compañerismo, me esperan. Cuando llego a su lado nos abrazamos y continuamos hasta la cumbre, abriendo huella en un terreno virgen, muy duro pero bellísimo.

En la cima, aérea y estrecha, disfrutamos de una panorámica soberbia, con gran parte de la cadena pirenaica a nuestro alrededor: Posets, Aneto, Monte Perdido al otro lado, la Cotiella al sur, viejas conocidas que nos saludan de nuevo, no en vano llevo más de veinticinco años viniendo a estas montañas.

Bajamos juntos, nos hundimos en la nieve, la tarde cae y las luces invernales tiñen de rosa las laderas nevadas. Llegamos tarde al refugio y decidimos quedarnos una noche más, cansados pero plenamente satisfechos.

Poco tiempo, pero muy intenso. Las grandes montañas nos quedan muy lejos de casa pero no importa, cada vez que podemos vamos a subirlas. Es lo que nos gusta, ya lo sabéis.

3 comentarios:

Jose Manuel A.V. dijo...

Vaya salto en el blog: es fenomenal, desde el Albarracín hasta Pirineos. Y Faustino creo que a la vuelta se fué al Endrinal con el CMSP. Cuando a uno le gusta la montaña no le importa que esta sea un peñasco de roca o este cubierta por nieves y glaciares. Sois auténticos montañeros, y amigos. Preguntamos por vosotros en la zambomba del "Porrone". ¡¡ A seguir disfrutando !!

José Ramón dijo...

Buenas imágenes.
Saludos de José Ramón desde
Creatividad e imaginación fotos de José Ramón

Anónimo dijo...

Que poquito se mueve este blog ultimamente...
Un abrazo
FDO: El molletero