martes, 19 de octubre de 2010

MOTOS, VIAJES Y MONTAÑAS

El otro día terminé de leer un libro que me regaló mi amigo Milesio: "Sin fronteras", de Gustavo Cuervo, editorial InterFolio y me quedé un buen rato reflexionando acerca de mis aficiones y de mi forma de entender la vida y el tiempo libre, es decir, la vida.
En el prólogo del libro, Sebastián Álvaro, famoso director de "Al filo de lo imposible", dice: "He sido viajero y motero desde que tengo uso de razón... Viajes, motos y montañas han sido, y son, las pasiones en torno a las cuales se ha ido desarrollando mi vida".
Este humilde blog ha sido alguna vez criticado por mezclar muchas cosas, sobre todo motos con montañas, pero parece ser que no soy el único que lo hace.
Me identifico bastante con el pensamiento y filosofía de estos autores mencionados, sin querer compararme a ellos desde luego, dado lo abultado de sus historiales y de sus carteras, pero está claro que algo tenemos en común. La pasión por viajar, por conocer nuevos lugares, por disfrutar del aire libre, de la naturaleza, conocer diferentes culturas, bien sea caminando, en bici o a lomos de una potente motocicleta, bien sea en un barco de vela, a caballo, o incluso asomado a la ventanilla de un tren o autobús. Cualquier medio de transporte vale, si el fin lo justifica, y cada uno tendrá después su o sus favoritos; desde luego uno de ellos hoy por hoy para mi es la moto, sin duda.
Recuerdo una recta infinita, con una pequeña tira irregular de viejo asfalto, entre Imilchil y El Rich, en el Alto Atlas marroquí. Sólo, en medio de la hamada, una inmensa llanura de piedras color amarillo parduzco, el horizonte al fondo y arriba un cielo azul intenso. Mi Kawa KLE 500 y yo, bueno, y mi amigo Adolfo detrás con su BMW. Soledad. Velocidad. Viento seco en la cara. Pensamientos que vuelan libres. Sensaciones que forman parte de mi vida y que nunca voy a olvidar.
En fin, que me encantan las motos, los viajes y por supuesto las montañas, el orden depende de cómo me levante ese día.
Y que os leáis el libro, que sin ser una obra de arte, resulta entretenido y se ventila en dos tardes.

domingo, 17 de octubre de 2010

LA RUTA DEL EMPERADOR

El 3 de febrero de 1557 Carlos V salió de Jarandilla de la Vera en dirección al monasterio de Yuste, lugar elegido para su retiro.
La ruta parte del castillo de los condes de Oropesa, en la mencionada población y el plena comarca de la Vera, en Cáceres. Tiene una longitud de aproximadamente diez kilómetros y cruza las poblaciones de Aldeanueva de la Vera y Cuacos de Yuste.
Aprovechando el puente del Pilar, nos fuimos un grupo familiar a conocer la zona, alojándonos en el pueblo de Pasarón de la Vera y visitando también Salamanca y otros pueblos interesantes, como Candelario, en la sierra de Béjar.
El lunes día 11, aprovechando una tregua meteorológica, pudimos hacer la ruta, que resulta muy agradable e interesante. El camino está empedrado y atraviesa robledales de gran belleza, así como otras zonas con cultivos de cerezos y del preciado "oro rojo", el pimentón de la vera.
Se salvan tres gargantas, por sus puentes originales, siendo estos rincones los más bonitos de todo el recorrido, sobre todo la garganta de los Guachos, por el puente del Tejar, con abundante agua y un refrescante bosque de galería.
Al llegar a Cuacos, que merece una visita detenida, el camino discurre junto a la carretera que sube a Yuste, aunque tiene un cómodo acerado de piedra. Se pasa junto a un cementerio militar alemán, de soldados germanos caídos en suelo español, que descansan cerca de la morada de su monarca.
Por fin llegamos al monasterio y la casa de Carlos V, que por supuesto visitamos, con guia, siendo bastante interesante.
En resumen, unos días muy agradables en la vera, en compañía de mis hermanos, y donde no faltaron las buenas viandas y el vino de pitarra.