miércoles, 7 de enero de 2009

LA SAGRA

Como viene siendo tradicional, empezamos el año con una buena actividad de montaña invernal; en este caso nos dirigimos al pico de La Sagra, que levanta sus 2.383m. de altura sobre las desoladas e ignotas tierras del norte de Granada, en la confluencia con Albacete y Murcia, donde Andalucia pierde su nombre.
Nos fuimos el acostumbrado trio compuesto por Faustino, Lolo Figueroa y servidor de vdes., pues aunque prometió venir alguno más, finalmente quedamos los de siempre, quienes a pesar del pésimo parte meteorológico no quisimos desaprovechar la ocasión de quemar parte de lo devorado en las fiestas navideñas.
La Sagra es una montaña formidable, aislada y de elegante figura, sobre todo por su abrupta cara norte, por donde aunque parezca lo contrario, se sube facilmente, siempre que se disponga de una suficiente experiencia montañera. Aunque la idea inicial era conocer la vía del Bosque Vertical, ante el estado del tiempo optamos por la ruta de la Morra de las Zamarrillas, más fácil de localizar.
Partimos del pueblo de Huescar y dejamos el coche en Los Collados, a 1.400m. de altitud. El día era malo pero parecía estable por lo que decidimos ir hacia arriba a ver qué pasaba. Poco a poco vamos ganando altura por una empinada pedrera en la que la nive empieza a ser abundante. Al salir a la cuerda, la visibilidad resulta mala por la niebla pero como seguimos una aceptable huella decidimos seguir. Empieza a nevar cuando sorteamos las rocas de la antecima. Luego "sobrevolamos" el famoso embudo y llaneando, con algo de ventisca llegamos al vértice de la cima, contentos de lograr la ascensión pero sin poder disfrutar de las vistas.
En la bajada, que hacemos por el collado de las Víboras, la nevada se hace muy intensa y casi perdemos la huella, pero afortunadamente llegamos al coche sin problemas, eso sí, empapados y tras 6h. de actividad.
Para el fin de fiesta, Huescar tiene un hostal a buen precio (a la entrada del pueblo) y un bar, el Beteta, con vino del país y tapa por 60 céntimos, quién da más?