lunes, 24 de junio de 2013

THREE LITTLE PIGS

El jueves pasado, día 20 de junio, por razones que no vienen al caso, se encendió un testigo rojo en el panel de control de mi pobre cerebro.
ALERTA
FALLO GENERAL DEL SISTEMA
RESET? Y/N
El bueno de mi hermano Joaquín, sin saberlo, ya había salido en mi auxilio, convocando al grupo motero CERDOS SALVAJES para una escapada rápida de fin de semana, así que no tuve más que llamarlo y decirle que por favor contara conmigo.
Esta vez sólo conseguimos que un cerdito más se uniera a nosotros, Pepe Robert, socio de los antiguos y accionista del grupo. Otros cochinos ilustres declinaron la invitación: el Milesio tenía visita familiar, Diego taxi tenía un pleito con el ministerio de Hacienda, Adolfo fall in love, Chiqui de gira con su banda,...en fin, que nos quedamos los tres, más que suficiente.
¿Adónde vamos, chicos?-pregunté ansioso el mismo sábado por la mañana, ya montados en las máquinas.
A tierra de cerdos, como es lógico,- dijo Joaquín, ya desde el principio en su papel de guía espiritual.
Pues allá vamos, camino de Aracena, en la sierra de Huelva.
A las doce y media de la mañana ya estábamos sentados frente a una cerveza helada en la plaza de este bonito pueblo. Empezaba a hacer calor y nos planteamos buscar un río, charco, ciénaga o similar donde retozar y dejar pasar las horas centrales del día. Pasamos por Castaño de Robledo, entre hermosos bosques de castaños en plena floración, luego nos asomamos a la Peña de Arias Montaño, sobre el pueblo de Alajar y allí nos recomendaron la piscina municipal de Cortegana. La carretera es preciosa, en continúa sombra, buen asfalto y curvas enlazadas, perfecto para disfrutar.
Al llegar, la piscina estaba cerrada, así que nuestro gozo en un pozo.
¿Qué hacemos?-interroga Pepe mientras devora un plato de aceitunas.
Quillo, Portugal esta ahí al lado. ¿No sería genial terminar el día viendo la puesta de sol en el Atlántico?-propongo en uno de mis clásicos arranques.
Joaquín da con el martillo en la mesa y ya estamos de nuevo en marcha, entrando en el país vecino por Rosal de la Frontera.
Seguimos por Serpa, Beja, Aljustrel y Odemira, cruzando todo el Alentejo por carreteras secundarias de buen piso y siempre franqueadas por árboles (no como en España).
Al caer la tarde desembocamos en Zambujeira do Mar, pueblecito asomado al océano, donde disfrutamos de un magnífico ocaso seguido de una cena de pescado a la parrilla, todo ello regado con cerveja Sagres y mucho vinho verde.
Esa noche hay una luna llena gigantesca, es la fiesta de San Juan, y lo celebran con una versión pueblerina del carnaval brasileño. Las diferentes agrupaciones lucen sus mejores galas y desfilan al compás de la música, dando vueltas alrededor de la pista deportiva, hoy adornada a modo de Sambódromo. No os podeis imaginar lo que nos reímos.
A la mañana siguiente duele un poco la cabeza, pero se nos quita rápido con un baño en las gélidas y revueltas aguas de la playa.
El regreso no tiene gran historia, mucha autovia y el termómetro que sube y sube de modo implacable.
En resumen, un fin de semana estupendo y el "ordenador" de nuevo en perfecto estado, bueno, todo lo perfecto que puede estar, ya sabéis.