jueves, 13 de octubre de 2011

TRAVESÍA DE LOS PICOS DE EUROPA (2ª parte)

El Collado Jermoso tiene fama de disfrutar de la mejor puesta de sol de los Picos de Europa y por ello, al caer la tarde, cámara en mano, nos asomamos al collado, algo por encima del refugio y contemplamos un maravilloso espectáculo, con la Peña Santa de telón de fondo y un montón de rebecos alrededor, que también han querido acompañarnos a contemplar el ocaso.
Tras una magnífica cena, (hay que ver cómo están mejorando los refugios), y un sueño reparador, afrontamos nuestra cuarta etapa, que de momento nos lleva hasta las Colladinas, cruzando por el Tiro Casares, collado a 2.400m. de altura, y de aquí al refugio de Cabaña Verónica, cruzando un terreno bastante irregular y con algún paso raro que otro.
Una vez en la famosa cabaña de metal, que tantos recuerdos me trae, sobre todo de una noche de invierno en compañía de Mariano, su guarda ya fallecido, nos asomamos a los Horcados Rojos y nos echamos unas fotos con el Picu al fondo. Para variar de otras veces, decidimos tirar hacia abajo, hacia La Vueltona, rodear la Peña Vieja por la Horcadina de Covarrobles y bajar a los prados de Áliva, cambiando totalmente el paisaje de piedra por los verdes y mullidos pastizales.
Paramos a descansar en el refugio, que realmente es un hotel, y aunque la tarde está avanzada, decidimos tirar todo el valle abajo hacia Sotres, llegando al pueblo con las últimas luces y alojándonos en el albergue allí existente.
Es nuestro último día de caminata, ayer hicimos muchos kilómetros y hoy parece que la cosa pinta igual. Queremos atravesar el macizo oriental y la forma más factible es tomar la carreterita a Tresviso, a 11km. Es una carretera preciosa, por donde no pasa nadie, pero nadie, se sube al Jito de Escarandi, a 1.300 m. y luego se llanea y baja un poco, largo, largo hasta el pueblo, ya en Cantabria. El tiempo sigue bueno pero unas nubes altas anuncian un previsible cambio.
Desde Tresviso, pueblo alto y aislado donde los haya, un camino irreal baja hasta el Desfiladero de La Hermida, concretamente hasta la central eléctrica de Urdón. Digo irreal porque yo no he visto un camino como éste en mi vida, tallado en la pared, empedrado a tramos y con un desnivel de 800 m. que se hacen en hora y media. Visto desde arriba, parece impracticable para el ser humano, luego te das cuenta de que se camina por él perfectamente, eso sí, con cuidado de no resbalar y sin mirar mucho al tajo.
Al caer la tarde aterrizamos en Urdón, fin de nuestra travesía a pie. Un taxi nos lleva hasta Potes y luego a Benia de Onís, mientras comienza a llover, esto es suerte y lo demás son tonterías.
Recogemos mi coche, cenamos con abundante sidra, dormimos en una cama limpia y al día siguiente, vuelta a Jerez, cansados, contentos, quemados por el sol y con muchas ganas de seguir subiendo montañas, lo que más nos gusta del mundo.
Fuímos Faustino Rodríguez, Adolfo Morales, Manolo Figueroa y un servidor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

LA RAYA AZUL QUE SE VE EN LA FOTO DEL NARANJO DE BULNES ES EL MAR? INCREÍBLE

Jose Manuel A.V. dijo...

Vaya alpargatazo que os habéis pegao.
Saludos