
Los que me conocen saben que no soy amigo de las grandes ciudades, las valoro y aprecio sus monumentos pero me cansan rápidamente. Hay una pequeña lista de excepciones, en las que acaba de entrar esta bella y animada población.
Munich es la tercera ciudad alemana en número de habitantes (algo más de 1 millón trescientos mil), y según un estudio reciente es la capital alemana con mayor calidad de vida, que ya es decir.

Nosotros dedicamos la tarde a pasear por el centro antiguo, empezando por la puerta de Carlos y continuando por la zona peatonal y comercial hasta la plaza de María, centro geográfico y social de la urbe, donde contemplamos el nuevo Ayuntamiento y su famoso carrillón. También vimos la catedral de Nuestra Señora con sus dos torres gemelas y el hecho de que ningún edificio pueda superarlas en altura es uno de los detalles que más me gustan de la ciudad.
Terminamos el paseo en el mercado de alimentos, donde tomamos la primera de muchas cervezas. La cerveza alemana merece capítulo aparte, te puedes tomar unas jarras enormes y no te llenas la barriga de gas, como aquí. Como además no había que conducir, quién dijo miedo.

La mañana siguiente la dedicamos a recorrer el parque Inglés, uno de los parques urbanos más grandes del mundo, con un río que lo atraviesa, donde la gente se baña y hasta practica el surf.
En resumen, si tenéis una ocasión de conocer Munich no la dejéis pasar, merece la pena, sin duda.
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