De entre todos los embalses destaca el de Guadalcacín, un autentico "mar interior" de 800 hm3 de capacidad y que ahora mismo de encuentra al 98,5%, o sea, casi al límite del rebosamiento.
Ante esta perspectiva y dado que hoy amanece medio bueno, decido coger la moto y hacer lo que ya se denomina "la ruta del agua", echar un vistazo a los pantanos, ríos y arroyos de nuestra comarca.
El ya mencionado de Guadalcacín es impresionante, están desembalsando y el agua ruge al salir del fondo de la presa. Numeroso público se concentra en el lugar, ávidos de ver algo que no es usual y contentos de comprobar que al menos tenemos abundancia de algo en Cádiz, de agua, que no es poca cosa.
Al pasar junto al manantial de Tempul, el agua sale a borbotones, lástima que el interior de este nacimiento no pueda visitarse.
El puente Picao casi se mete en el agua y en algunos lugares parece que falta poco para que se inunde la carretera.
Por cierto, ahora que hablo de la carretera, no todo resulta bonito, el temporal ha causado muchos derrumbes y numerosos tramos se encuentran cortados, por lo que hay que circular con mucha precaución. Veremos a ver de dónde se saca dinero público para arreglar todo esto, tal como está la cosa.
Continúo mi ruta por el Charco de los Hurones, Zahara de la Sierra y termino junto a la presa de Bornos, saturado de ver tanto líquido elemento.
Este final de primavera e inicio de verano prometen bastante.