
No volvía al Torcal desde hacía muchos años, y la verdad es que el lugar nunca defrauda. Espectacular como siempre. Tuvimos un día precioso de invierno con gran visibilidad. Hicimos la ruta amarilla clásica y parte de la antigua ruta roja, cuyas señales han sido borradas pero no del todo.
Lo negativo: el centro de visitantes, siempre inacabado. Mucha obra, mucha construcción, pero a la postre lo dejan sin terminar. Incomprensible.

A pesar de todo, al Torcal hay que ir.